sábado, 30 de mayo de 2009

El Culto de Pentecostés (Jubileo de Calvino) será transmitido por internet
Leopoldo Cervantes-Ortiz

28 de mayo de 2009

La cadena televisiva de la Suiza de habla francesa (TSR), transmitirá en directo el culto de Pentecostés (http://www.tsr.ch/(www.tsr.ch, hora local: 10 a.m., GMT: 9 a.m.) que este 31 de mayo estará dedicado a celebrar el Jubileo por los 500 años del natalicio del reformador Juan Calvino. La catedral de San Pedro será la sede de dicho acto, al cual asistirán delegaciones de las iglesias reformadas de todo el mundo que han estado reunidas toda la semana en eventos académicos, teológicos y eclesiásticos.
En la liturgia estarán presentes Setri Nyomi, secretario general de la Alianza Reformada Mundial y Thomas Wipf, presidente del Consejo de la Federación de Iglesias Protestantes Suizas (SEK-FEPS). Será dirigida por el pastor Phillipe Reymond, moderador de la Compañía de Pastores y Diáconos de Ginebra, fundada por Calvino.
Predicarán: Liz Vuandi Vibila, de la República del Congo, profesora de teología en Alemania, y Antoine Reymond, presidente de la Conferencia de Iglesias de lengua francesa. La Santa Cena será impartida por el pastor Marcel Manoël, presidente del Consejo Nacional de la Iglesia Reformada Francesa.
Además, se estrenará el himno oficial del Jubileo, “Pueblo del Señor”, a cargo del Ensamble Vocal de Lausana, uno de los mejores coros de Europa, dirigido por Michel Corboz. El himno, compuesto por el profesor estadunidense Greg Scheer, ganó el concurso convocado por el comité internacional de festejos y puede escucharse en
el sitio web del comité.
Henri Sulzer es el realizador del programa, bajo la producción de Daniel Wettstein. La grabación del culto puede solicitarse en el sitio de la televisora.
La emisión podrá captarse también en los siguientes países:
Alemania , Bélgica (en alemán; en francés), Corea, República Checa, Francia , Holanda, Hungría, Suiza (alemán; italiano) y Estados Unidos (Instituto Calvino, Michigan).




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sábado, 16 de mayo de 2009

¿Quién fue Calvino?
Marta García Alonso


Denis Crouzet, Calvino. Trad. de I. Hierro. Barcelona, Ariel, 2001.
Bernard Cottret, Calvino: la fuerza y la fragilidad. Trad. de T. Garín, Madrid, Editorial Complutense, 2002.
Juan Calvino, Institución de la religión cristiana. 2 vols. Madrid, Visor Libros, 2003.

¿Quién fue Calvino? Probablemente el lector español tenga pocas respuestas. "Un pastor protestante que ejerció su actividad en la ciudad de Ginebra allá por el siglo XVI", podría ser una. Algunos recordarán que participó en la condena de nuestro paisano Servet, y en esa medida se unirá a su nombre el calificativo de intolerante. Teológicamente, su principal inquietud fue la doctrina de la doble predestinación –añadirán algunos, que se delatarán como probables lectores de Max Weber. Cabe sospechar que esto será todo, y si es así, probablemente muchos agradezcan que se hayan traducido dos biografías recientes sobre nuestro personaje a cargo de sendos especialistas franceses, junto con una nueva edición de su obra magna, la Institución de la religión cristiana. Hasta ahora, el único relato sobre la vida de Calvino que cabía encontrar regularmente era el trabajo divulgativo de Joan Gomis (Calvino: una vida por la reforma, 1993), mientras que su Institución circulaba en una edición tan meritoria como de difícil acceso en librerías, la promovida desde Holanda por la Fundación Editorial de Literatura Reformada. Se trata, por tanto, de publicaciones muy oportunas, pero quizá convenga algún aviso sobre cuál sea el Calvino que nos dan a conocer.
Calvino, en efecto, supo multiplicarse. Humanista (y jurista) por la educación recibida en su Francia natal, sus intervenciones públicas tras abandonar súbitamente el catolicismo pronto le costaron la persecución. En su deambular entre Francia y Suiza compondría su Institución, cuya primera edición se publica en Basilea en 1536 como breve opúsculo. La Institución sería a partir de entonces work in progress: los seis capítulos de la edición inicial se transformarían en ochenta en la cuarta (y última) edición de 1559. En esas dos décadas, el estudiante perseguido que inició su redacción se convertiría en jefe de la Iglesia reformada de Ginebra, y las vicisitudes que allí vivió determinaron inflexiones sustantivas en su teología. En un tiempo en el que religión y política eran, a menudo, indistinguibles, Ginebra se convierte en República independiente al mismo tiempo que se libera de la tutela episcopal católica. La intervención de Calvino consolidó su autonomía religiosa no sólo frente a la Iglesia romana, sino también frente a los luteranos de Berna. No obstante, para las nuevas autoridades ginebrinas las exigencias de Calvino para su recién fundada Iglesia tampoco resultaron siempre fáciles de aceptar: el conflicto sobre el control de la excomunión se extendió durante veinte años, por ejemplo. Sólo las masas de refugiados franceses que llegaron a la ciudad en busca de asilo religioso darían la victoria a Calvino sobre la vieja burguesía ginebrina.
Desde este punto de vista, cabe comprender que la de Calvino fuese una teología política, y no ya solo por cuál haya sido su gestación. Calvino inicia desde Ginebra la difusión de su credo con un éxito que retrospectivamente sólo cabe calificar de extraordinario: tres años después de su inauguración, la Academia ginebrina contaba entre sus estudiantes con nombres como Gaspard Olevianus, uno de los autores del Catecismo de Heidelberg; Florent Chrestien, preceptor de Henri IV; Thomas Bodley, el futuro fundador de la biblioteca que lleva su nombre en Oxford; John Knox, futuro reformador escocés, etcétera. Aquí comienza la multiplicación del calvinismo: así como la doctrina de Calvino evolucionaba a la vista de las circunstancias que le tocó vivir en Ginebra, seguiría luego desarrollándose tras su muerte a medida que proliferaron las Iglesias que encontraron en ella su inspiración. Que Max Weber encontrase la singular inspiración que le llevó a redactar La ética protestante y el espíritu del capitalismo en el credo que profesaron los calvinistas estadounidenses prueba que su aliento político sobrevivió más de trescientos años a Calvino.
Pero aquí comienza también el conflicto de exégetas: ¿quién fue verdaderamente Calvino multiplicado y cuál su doctrina? Calvino dejó poco escrito sobre su vida: sabemos poco de su formación, de su propia conversión y, por supuesto, de sus vivencias. Así las cosas, hagiografía y biografía se confunden, por una parte, como sucede ejemplarmente en los siete volúmenes de la monumental obra de Emile Doumergue Jean Calvin: les hommes et les choses de son temps (1899-1927), siguiendo una tradición que se remonta al mismo siglo XVI, cuando Teodoro de Beza, su discípulo y colaborador, redacta su Vita Calvini. Sus adversarios no fueron menos pródigos —ya en 1577 encontramos la de Jérôme Bolsec. De ahí la dificultad de construir su biografía: ¿fue Calvino un déspota o un precursor de la democracia? O de otro modo, invocando a A. Dufour, ¿cómo analizar el mito ginebrino?
Las biografías de Cottret y Crouzet tienen el indiscutible mérito de introducirnos en él, aunque nos adviertan a la vez de la imposibilidad de agotarlo. La de Bernard Cottret, un especialista en el protestantismo francés y británico del XVII, está ya traducida a siete lenguas cuando no se cumplen todavía diez años de su aparición. Se trata de una introducción muy correcta y bien escrita a la vida de Calvino, tanto desde los papeles que le correspondió desempeñar (polemista, predicador, teólogo y uno de los más influyentes escritores franceses), como desde sus circunstancias sociales y políticas. Crouzet, un especialista en los conflictos religiosos de la Francia del XVI, nos presenta un Calvino teatral y retórico, cuya misión profética guía toda su obra pública, desde la predicación de su doctrina, al rigorismo moral que implica la aplicación disciplinar del Consistorio. El Calvino de Crouzet es una biografía indirecta, puesto que la figura del reformador se reconstruye a partir de su personaje en el teatro de Dios: sus temores, deseos, convicciones, proyectos, se explican en función de su obra como predicador y teólogo, como hombre de Iglesia. El erudito no dejará de reconocer en su trabajo la influencia de la publicada por William Bouwsma (Oxford University Press, 1988), aunque sin su aparato crítico. Se trata, en ambos casos, de trabajos bien escritos que cumplen sobradamente como introducciones a la vida y obra de Calvino, más a sus ideas que a sus sentimientos. Ante la ausencia de testimonios fiables, tanto Cottret y Crouzet evitan especulaciones sobre cuál fuese la vivencia del reformador. De ahí la persistencia del enigma: ¿quién fue Calvino?
En cuanto a la Institución de la religión cristiana que ahora reedita Visor, conviene advertir que se trata, en realidad, de una nueva impresión de la vieja traducción de Cipriano de Valera (1597), revisada después por la ya citada Fundación en 1967 para su difusión evangelizadora en España e Iberoamérica. Suele preservar el sentido del original, aunque abunden las inexactitudes y se pierda con demasiada frecuencia la expresión del propio Calvino. Cuenta, además, con algunas notas aclaratorias, pero está lejos de ser una edición aceptable según los criterios hoy imperantes: realizada sobre la base de la última edición, no se aclara en modo alguno cuáles fueron los añadidos o supresiones de las tres anteriores, ni las variantes según se trate de su versión francesa o latina. Los índices son deficientes y carece de una introducción puesta al día sobre los desarrollos de la calvinología reciente. Si en el caso de las biografías resulta editorialmente comprensible que no se piense en el especialista académico, no se ve en cambio qué sentido tenga dar a la imprenta una obra que con toda probabilidad será principalmente consultada por estudiosos. Sea como fuere, Calvino es hoy más accesible en España que en los últimos cuatrocientos años, y quizá ello sea en sí mismo un indicio del que debamos alegrarnos.


Marta García Alonso es profesora del Departamento de Filosofía moral y política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, España

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Calendario para la lectura anual de la Institución de la Religión Cristiana

Calendario para la lectura anual de la Institución de la Religión Cristiana

http://sujetosalaroca.org/2009/01/03/calendario-para-lectura-de-la-institucion-de-calvino/#more-1090



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ALEMANIA ORGANIZA LA MAYOR EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA SOBRE CALVINO

ALEMANIA ORGANIZA LA MAYOR EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA SOBRE CALVINO
ACPress.net, 7 de abril de 2009



Berlín. La conmemoración del Jubileo de Calvino no sólo está llevando a homenajes en Ginebra, su ciudad adoptiva, sino también en otros lugares donde sus ideas han tenido una gran repercusión. Quinientos años después de su nacimiento, el Museo Histórico Alemán le dedica una exposición en Berlín, en la que se pueden ver más de 360 documentos históricos, obras de arte y objetos litúrgicos relacionados con el reformador.


La exposición que se presenta en Berlín es la más grande dedicada a Calvino en Europa. Se ha montado al cumplirse cinco siglos del nacimiento, el 10 de julio 1509, de una de las figuras más importantes de la Reforma. La exhibición se centra en Calvino como persona y en su influencia en Europa. La exposición también hace énfasis en las ideas del reformador que fueron esenciales a la hora de modelar la democracia moderna y el capitalismo. Otros temas que trata la exposición son los destierros, la migración y las minorías, asuntos que han sido problemáticos para Europa en diversas épocas. Calvino mismo fue forzado a huir de Francia a Suiza en 1535, cuando tensiones religiosas derivaron en insurrecciones violentas contra los protestantes. Era la época en la que Europa estaba dominada por monarcas, y la Iglesia Católica tenía, pese a la Reforma emergente, una alta influencia en la política y la sociedad civil. Sólo dos décadas antes, Martín Lutero había clavado sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, defendiendo la salvación por medio de la fe, e iniciando así la reforma protestante.


Calvino fue uno de las principales figuras que desarrolló el protestantismo. Su propia visión teológica se conoce hoy como calvinismo, y de ella han surgido muchos movimientos, entre los cuales está la reciente corriente “neocalvinista” [www.protestantedigital.com/new/nowleernoticia.php?n=13008].


Ideas para construir las nuevas sociedades
“El calvinismo fue extraordinariamente influyente en modelar la forma moderna de vivir”, indica el teólogo cristiano y profesor retirado Arnold Angenendt a la emisora alemana Deutsche Welle. Angenend destaca del calvinismo la capacidad de promover la laboriosidad, la confiabilidad y el perfeccionismo. “La ética de Calvino engendró el servidor público responsable y profesional,” añade Angenendt. “Esto representó el ascenso del Estado europeo.” “Un funcionario que se comporta según la ética calvinista, probablemente no se involucre en la corrupción. Los países de Europa Occidental con mayor influencia de Calvino tienen menos corrupción que sus vecinos orientales”, dice el experto.




Libertad y responsabilidad


“Las Iglesias calvinistas se caracterizan no sólo por su ética del trabajo duro sino también por su organización sin jerarquía”, indica Achim Detmers, un líder evangélico alemán. Esa igualdad “democrática” -como dice-, no sólo conlleva libertad, sino también responsabilidad. Por ello, las ideas del calvinismo acerca de la reducción de influencia política de la Iglesia y el acento en el papel del individuo, tienen más en común con la democracia europea moderna que con las monarquías medievales. Detmers considera que los creyentes han de volver, según el calvinismo, a leer la Biblia para hacer interpretaciones relevantes cuando se ven confrontados con nuevas situaciones históricas, como el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania en los años 30 del siglo pasado, o cuando hay tiempos de desigualdad económica. “Calvino recomendó una aristo-democracia”, dice Detmers. Y subraya que “apoyó la separación organizativa de Iglesia y Estado, aunque quería asegurarse de que la sociedad se basara en principios cristianos, como los diez mandamientos”.
Por tanto, la aportación de Calvino y de los reformadores en general, fue importante para construir las bases de una nueva democracia: “Particularmente en comparación con otras confesiones, que están organizadas de modo más jerárquico y dan menos importancia a la educación y participación de los creyentes, el calvinismo ofrece un gran potencial de innovación y reflexión a las sociedades ‘modernas’”, afirma Detmers.



¿Moral calvinista en el mercado?
El experto evangélico previene, sin embargo, de hacer una conexión demasiado fuerte entre Calvino y el desarrollo de la democracia y el capitalismo moderno, porque, según él, hubo muchos otros factores también decisivos en la construcción de las sociedades europeas actuales. El primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, fue una de las personalidades que participó en la inauguración de la exposición. Allí indicó que la ética del trabajo duro, que forma parte importante de la teología de Calvino, “esta integrada en un marco moral”. A su juicio, ante a la actual crisis económica, sería “una cosa buena si los mercados financieros fueron regulados de manera más intensa por este principio”.
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